En el mundo de la empresa y en el publicitario el pitch está presente desde hace decenios. En el mundo audiovisual también, pero no tan extendido y profesionalizado como ahora.
¿Son diferentes? ¿Hay normas o códigos distintos para unos u otros?
La respuesta es no. En teoría, no. No debería haberlas.
Los pitches son presentaciones de ideas o productos para conseguir recursos o financiación. Y el cine y la televisión son empresas como cualquier otra.
Sin embargo, a la hora de la verdad sí se dan algunas pequeñas diferencias. Debidas sobretodo a la idiosincrasia del propio negocio del cine y de los cineastas.
Después de haber preparado y visto decenas de pitches de cine en diferentes entornos, y de haber visto y preparado decenas de pitches empresariales en mi trabajo en IE University, estas serían las más destacables:
La primera sería en el tono. Y esto es difícil de explicar. En el negocio del cine, los cineastas, ya sean productoras, guionistas o directoras y directores, y las personas que invierten en cine, saben que participan de un negocio que tiene un elemento de subjetividad y de magia. Y en una inmensa mayoría, al menos de los que yo he conocido en mis 10 años de experiencia, son gente que ama el cine y/o la televisión. Eso lleva consigo que los pitch y los entornos de pitch sean más amables y relajados que los puramente empresariales. Eso no quiere decir que en los entornos empresariales no sean amables o que los entornos del audiovisual no sean serios y profesionales. Pero a la hora de la verdad, el pitch de audiovisual es más festivo, más relajado. Todo el mundo quiere ganar dinero con su inversión, para eso la hacen. Pero los que invierten en cine saben que hay algo más. Que no solo es hacer dinero, es también un poco hacer magia.
Otra diferencia es que en el pitch de audiovisual, la narración y el apoyo de elementos de imagen y sonido gana más importancia. En la propia presentación estás diciendo mucho de tu propia capacidad para narrar, y narrar en imágenes y sonidos. En un pitch de empresa también tienes que asegurarte de que es visual, claro y ameno, pero no hay segundas lecturas sobre ello.
Pero la mayor diferencia suele verse en la parte económica del pitch. Cuando se habla de números, dinero, necesidades y financiación. En el pitch de empresa se le da mucha importancia y se lleva muy trabajado. Con datos claros y sin cabos sueltos. Dónde estoy exactamente y qué necesito exactamente. Qué piden y qué ofrecen a cambio. Las personas que pitchean en el entorno empresarial saben que eso es lo más importante para el inversor y que es eso para lo que hacen el pitch. Y que ahí se la juegan.
En el entorno audiovisual esa parte da como vergüenza. Los productores sí lo incluyen más o menos, pero a director@s y guionistas les cuesta mucho incluirlo. Y si lo incluyen es rápido e incompleto.
Muchas veces me preguntan incluso ¿Pero tengo que decir lo que necesito en un pitch?
Y yo siempre contesto: Sí. Por supuesto. Y cuanto más claro y específico, mejor. Para eso es el pitch.
Si no estás buscando algo para sacar adelante tu proyecto en esa reunión, entonces no es un pitch, es una conversación. Y para ese viaje no necesitas alforjas.